Luis Jorge Garay, el retrato del economista ermitaño y sin corbata
No para de escribir, y por estos días, celebra el estreno de su libro 90 de análisis de coyuntura.
La superred de corrupción en Venezuela. Cleptocracia, nepotismo y violación de derechos humanos es el último libro de Luis Jorge Garay en colaboración con Eduardo Salcedo-Albarán, que comienza a venderse por Amazon este mes. Este canal y la Editorial Desde Abajo, Bogotá, son las distribuidoras que elige Garay para la divulgación de esas investigaciones de largo aliento, patrocinadas por fundaciones y organizaciones de la sociedad civil o por cuenta y riesgos propios.
Garay no usa adjetivos para describir a las personas que se han cruzado en su vida ni a las entidades por donde ha pasado, o sí, pero siempre en positivo. No habla mal de nadie y se conduele de la situación social de aquí y de allá por esa ristra de investigaciones y estudios en los que se ha empleado a fondo.
Entre sus publicaciones más recientes se cuentan Aparatos de Estado y luchas de poderes: de la captura a la cooptación y a la reconfiguración; Aproximación empírica sobre la inequidad en la distribución del patrimonio y de ingresos a nivel territorial en Colombia; Concentración de ingresos y gastos y Reforma de la Tributación en Colombia; Medidas sociales y económicas de emergencia ante la pandemia del covid-19 en Colombia. Visión desde una economía política de inclusión social, y Macro-corrupción y Cooptación Institucional en el Departamento de Córdoba, Colombia.
Son una muestra de la diversidad analítica y multiplicidad de trabajos que emprende Luis Jorge, gracias a la disciplina y concentración de sus aventuras intelectuales en las que logra desvelar los factores que originan las crisis y plantear soluciones a corto o largo plazo.
Sus padres pensaron que nunca se iría de la casa y se preocuparon de que, después de haber obtenido tres títulos, se sintiera más a gusto en casa leyendo y escribiendo que en una oficina.
Se doctoró en economía en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, MIT, EE. UU., después de haberse graduado en la Universidad de los Andes como ingeniero industrial y magíster en economía. Ese viaje lo cambió. Se fue de vestido de paño, camisa, corbata y con la cabeza casi rapada y volvió de cabello y barba muy largos, usando sandalias, pantalones y camisas de lino o algodón. “Un poco hippie”, confiesa divertido.
Enseñó un semestre en su alma mater y después en la Nacional un par de años, donde se quedó engarzado con sus estudiantes, a quienes les dedicaba mucho tiempo.
Muchas de sus clases las dictaba en los prados y por su pinta no se sabía quién era quién en esos grupos en los que la constante fue el diálogo y la soberanía de las ideas sobre ásperos y estériles debates.
“Fue mi profesor de econometría en la Universidad Nacional. También dirigió la tesis de pregrado que hicimos con Clarita Ramírez y Álvaro Zarta en 1979. Venía de MIT y era un economista ortodoxo que nos dio herramientas técnicas para el oficio. Hicimos una gran amistad que, con paréntesis en el tiempo, continúa hasta ahora”, recuerda Irma Astrid Martínez, una de las economistas más reconocidas de su generación.
Y complementa: “Nuestra evolución tomó direcciones inversas. Él se volvió más crítico del establecimiento y yo, menos. Compartimos el interés de aportar a construir una sociedad más justa, con oportunidades para todos”.
Deuda pública
De las primeras misiones profesionales que encaró fue el estudio de las acreencias del Estado colombiano y su programación macroeconómica que concentró su atención durante meses y meses, períodos en los que volcaba reflexiones y hallazgos, así como las discusiones con uno de sus colegas en aparatosas sábanas de papel que extendían y doblaban casi a diario. En esa labor se reencontró a su otrora profesor Roberto Junguito, ministro de Hacienda en el gobierno de Belisario Betancur, quien lo integró a su equipo asesor para viajar a Washington como uno de los negociadores.
Fueron años muy importantes, reconoce, pero muy a su pesar porque, como le dijo varias veces a su “jefe”, desentonaba del grupo por su atuendo y era mirado con recelo, casi siempre por los señores de la seguridad, en las oficinas de la banca mundial, pero Junguito lo respaldó y le dio a entender “que la pinta era lo de menos”.
“Tuvo la oportunidad de estudiar, por encargo de la Contraloría General de la República, el estado de la deuda externa de Colombia y, por ello, cuando explotó la crisis en toda la región a partir de la moratoria de México en 1982, se convirtió en el cerebro de las negociaciones en la contratación de los préstamos Jumbo, Challenger y Hércules, experiencia que registró en diversos textos. Al designarlo junto con Óscar Marulanda en ese equipo de expertos, el ministro Junguito, hombre de ideas y talante conservador, los llamó ‘equipo de lujo’.
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Al llegar la administración de César Gaviria, el ministro de Hacienda que lanzó la apertura económica removió el equipo negociador sin reconocer sus méritos”, refiere el siempre contundente y directo Beethoven Herrera Valencia, primer vicepresidente de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas y uno de los profesores más queridos y respetados en la Nacional y Externado de Colombia.
Misiones sociales
Luis Jorge Garay ha sido asesor en varios ministerios, sobre temas tan distintos como las migraciones, el Pacto Andino, las relaciones internacionales, concentración del ingreso, desigualdad y regresividad tributaria, hasta que les plantó cara a otros fenómenos igual de peliagudos como la corrupción, los costos de la guerra, la inequidad en la distribución del patrimonio a nivel territorial y las iniciativas legislativas para establecer una renta básica universal. En años recientes, a dos grandes problemáticas les ha dedicado su saber y trabajo monacal que tirios y troyanos le reconocen.
El primero, el impacto ambiental de la minería en Colombia, que reunió en tres tomos la investigación de largo aliento de la que fue director, coordinando un grupo de expertos que analizó los diferentes aspectos de la extracción de minerales en el país, para la Contraloría General de la República, a petición de su cabeza Sandra Morelli Rico, un estudio que se ha convertido en el vademécum del sector y que se puede leer fácil y sin costo en la página de esta entidad.
Y el segundo tema: la tragedia del desplazamiento forzado interno. Han sido años de seguimiento y valoración que lo hacen si no el mayor especialista en el tema sí uno de los profesionales que más saber y energía ha entregado para ponerle coto a uno de los fenómenos menos visibles, en las últimas décadas, con un saldo de “nueve millones de víctimas”, cifra que entrega sin titubear.
Los éxodos son noticia cuando se producen, luego se olvidan, y a pesar de grandes sumas de dinero que el Estado y agencias internacionales han invertido en planes y programas hacia las víctimas, son miles las familias que siguen sin ser reparadas ni económica y menos sicosocialmente.
“El profesor Luis Jorge Garay ha contribuido al fortalecimiento de la democracia y la justicia con sus valiosos aportes a las políticas públicas de reconocimiento de los derechos de las víctimas, en particular de la población desplazada, y a las garantías de reparación y restauración de su dignidad”, sentencia monseñor Héctor Fabio Henao, uno de los prelados con vínculos más fuertes con los movimientos sociales y de reparación. minecraft 1.0 8
Luis Jorge Garay rehúye la vida social. Es un ermitaño en sentido literal de la palabra y más en estos últimos meses.
En nuestro encuentro confesó que hacía once meses no se sentaba a conversar con nadie. Pero una vez dispuesto no se guarda nada y comparte su saber con generosidad.
Su viaje, hace muchos años, a un lugar paradisiaco de la India, lo hizo entrar en una etapa de espiritualidad y tal vez se hubiera quedado en esas tierras por un largo período si no es por un sueño en el que se le rebeló que su padre se estaba muriendo. Empacó rápidamente y cuando llegó se encontró con que la premonición era real. A la semana murió. No se regresó porque se quedó acompañando su madre.
Si Luis Jorge Garay es obsesivo con el trabajo en su vida personal también se caracteriza por persistir hasta alcanzar lo que busca y en abandonar sus disgustos cuando toma la decisión. Dejó de fumar en una oportunidad en que ingresó a un hospital. En la entrada se fumó con placer el que dijo sería su último cigarrillo y hasta el sol de hoy. Durante muchos años su cuota diaria fueron tres paquetes.
Le gusta la pintura y la escultura, así como los objetos con diseño que enseña, con alegría y satisfacción, sin vanagloria. Es aficionado al cine, pero en pantalla grande, no se acostumbra a ver películas en televisión. Lee mucho ,pero siempre sobre economía o ideas políticas o largas investigaciones sobre corrupción y desigualdad social. La literatura no es aún una de sus pasiones, pero no desecha que lo sea. Por ahora, quiere dedicarse a pensar sobre asuntos filosóficos aplazados.
Su afición taurina le viene desde la niñez, cuando su padre lo llevaba a la plaza de Santamaría, a la cual dejó de ir hace más de una década porque no soporta ni debates ni confrontaciones verbales ni agresiones. Va a toros en Madrid, su residencia buena parte del año ,y a las entusiastas plazas del sur de Francia. Vaticina que en dos décadas ya no habrá corridas en los pocos sitios donde aún persisten. Arles, Nimes y un par más serán las únicas arenas taurinas del mundo.
Su afición es calmada, no hay estridencia en sus apreciaciones. Ha seguido a José Tomás, el carismático diestro español, por las plazas del mundo, porque admira su toreo profundo, dramático, lento. Muy amigo de César Rincón, cada vez que hace tientas en su finca sabanera lo acompaña. Disfruta de esos encuentros entre entendidos y apasionados.
Lleva en sus muñecas manillas colombianas de distintas etnias y cuarzos de protección. Hace meditación diaria y algo de yoga. Nunca ha militado en un partido político ni en organización por loable que sean sus propósitos y es casi seguro que ya nunca lo hará. corel draw x8 crackeado 2018
“Sin lugar a duda, Luis Jorge Garay ofrece con su obra intelectual y con su compromiso, un soporte fundamental a las causas democráticas de reparación a los millones de víctimas que deja este conflicto sin fin, al combate a la corrupción y propende por una tributación más equitativa”, concluye Beethoven Herrera.
MYRIAM BAUTISTA
Especial para El Tiempo
Tomado de: https://www.eltiempo.com/cultura/musica-y-libros/luis-jorge-garay-el-retrato-del-economista-ermitano-y-sin-corbata-572271